Algunos dicen que la vida es un continuo tolerar, “tener paciencia”. Se tolera
al interior de la familia para garantizar la convivencia, se tolera al acatar órdenes
en el trabajo, en la calle, en el tráfico, en los medios públicos, etc. Sin embargo,
hay dos ámbitos, como lo son el político y el religioso, donde la tolerancia ha
tenido un largo recorrido histórico dominado por su contrario: la intolerancia.