Acabar la tesis antes de que la tesis acabe contigo.
Durante la elaboración del libro Método de 100 horas para escribir la tesis doctoral me di cuenta de que en las tesis y disertaciones de cientos de miles de estudiantes, al margen de los temas que estudiaron, investigaron, resolvieron y presentaron por escrito después de años de intensa entrega, existía mucho material humano que pasa inadvertido.
Aparte de los contenidos –científicos, técnicos, artísticos, filosóficos, sociales, educativos, administrativos y contables, políticos, u otros que puedan presentar–, muchas de las tesis de maestría y doctorado cuentan historias acerca de los intereses de los estudiantes, de sus abordajes, de sus trabajos de investigación, y de cómo vivieron esos momentos; información que los casuales lectores de este tipo de documentos –que en realidad son muy pocos– casi nunca toman en cuenta.
Considero que frases o párrafos rescatados de algunas tesis, textos cortos traducidos y publicados por Publica o Perece, como un complemento digital al libro Método de 100 horas, podrían servir de orientación o ser de ayuda a algún tesista despistado y desanimado.
Hasta los personajes célebres contemporáneos que estudiaron una maestría o un doctorado, padecieron cualquier clase de calamidades cuando estudiaron, investigaron y redactaron sus tesis. Esas tesis o reportes escolares, como los que también escribieron decenas de individuos no famosos como ellos pero si igual de trabajadores y productivos, a menudo reflejan los arduos momentos que vivieron y las duras que pasaron para cruzar el territorio doctoral hasta la obtención del ansiado título.
Una frase, una idea, un método, una cita, un título, una referencia, un agradecimiento, cualquier cosa expresada por un estudiante de maestría o doctorado que ya concluyó su trabajo, puede ser el punto de la hebra que lleve a un estudiante de posgrado a definir su paso y llegar a la meta.
La idea es ofrecer periódicamente algunas frases o párrafos interesantes de tesistas eufóricos que con alivio escribieron las últimas oraciones de sus reportes, y que comentaron con libertad cómo se sintieron con sus trabajos en esos momentos finales y que pensaron sobre sus aportes. JB Sumerson